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Sergio Guerra Vilaboy

Breve historia de América Latina

  • Victor Avilés Velazquezhas quoted2 days ago
    El cuadro de la sociedad y la economía colonial de esos siglos (xvi y xvii) se completaba con un sistema jurídico tributario precapitalista y un estratificado conjunto de privilegios y relaciones serviles y de castas. Esta jerárquica diferenciación clasista colonial se puede advertir, por ejemplo, en el esplendor de los palacios virreinales, la proliferación de deportes ecuestres para los exclusivos sectores dominantes, las frecuentes procesiones y actividades intelectuales, estas últimas expresadas en numerosas representaciones teatrales, concursos y obras literarias de las que fueron muestra El divino Narciso de sor Juana Inés de la Cruz, o el poema “Grandeza mexicana” (1602), del cura Bernardo de Balbuena, que celebra la elegancia de los vestidos y la gracia de las mujeres del Virreinato de Nueva España.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted2 days ago
    El proceso de conformación de las grandes propiedades territoriales de los españoles y sus descendientes fue relativamente lento y culminó durante la primera mitad del siglo xvii en tres tipos principales: la estancia, la hacienda y las plantaciones. Primero aparecieron los hatos y luego las estancias, no solo porque eran formas de tenencia más sencillas y que requerían menores inversiones, sino también debido a que los conquistadores que no tenían inicialmente ningún derecho legal a la tierra se dedicaron a la cría de ganado.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted2 days ago
    Un caso singular fue el del oidor Vasco de Quiroga, que dirigió su labor evangélica en Michoacán y Tlaxcala al progreso de las poblaciones aborígenes. La formación humanista de este sacerdote, como la de muchos misioneros, llevó a algunos a tratar también de proteger al indígena frente a los abusos de conquistadores y encomenderos, por lo que apoyaron una política paternalista. Aunque abundaron los religiosos que llegaron a justificar las tropelías de los invasores europeos, otros, como el franciscano Jerónimo de Mendieta, por ejemplo, denunciaron la terrible situación de los aborígenes; y algunos, como Antonio de Remesal y, sobre todo, Bartolomé de Las Casas, ambos dominicos, condenaron con energía los excesos de la colonización. Inclusive en la famosa controversia doctrinal de mediados del siglo xvi,sostenida por este último en Valladolid con Ginés de Sepúlveda –quien legitimaba la explotación aborigen siguiendo una vieja tesis aristotélica–, el cronista dominico no solo ofreció una visión idílica del mundo indígena, sino que también, sin proponérselo, inauguró la leyenda negra de la conquista española de América con su conocido opúsculo Brevísima relación de la destrucción de las Indias (1552).
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted2 days ago
    También estos misioneros iniciaron la recolección de las tradiciones orales prehispánicas, el rescate y traducción de pictografías aborígenes y elaboraron vocabularios y gramáticas de varias lenguas americanas, junto a los primeros textos históricos y etnográficos, que abrieron el camino al conocimiento científico del mundo indígena y sentaron las bases para ulteriores investigaciones, tal como hiciera de manera paradigmática Bernardino de Sahagún en su extraordinaria Historia General de las Cosas de Nueva España.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted2 days ago
    Aunque el número de conversiones de los indígenas fue muy grande, los sacerdotes descubrieron pronto que era solo una fe aparente, pues los aborígenes continuaban adorando en secreto a sus ídolos y se resistían a aceptar ciertas normas cristianas que eran incompatibles con sus tradiciones y costumbres. Por eso los indígenas, que veían al cristianismo –cuya influencia limitaban al mundo de los españoles– como una fe ajena impuesta por los conquistadores, solo aceptaron aquellos elementos del catolicismo que se ajustaban a sus propias necesidades espirituales y rituales, los que mezclados con su fe ancestral originaron una apariencia de cristianismo que no era otra cosa que una religión sincrética, con su propia vitalidad.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted2 days ago
    En las décadas que siguieron a la llegada de los europeos, los indígenas fueron movilizados para levantar conventos e iglesias –en algunos casos se construyeron en los mismos sitios de los centros ceremoniales prehispánicos, valiéndose incluso de los materiales de las viejas edificaciones precolombinas, aunque imbuidos de ciertos elementos barrocos, sobre todo en las fachadas–, a la vez que eran atraídos a la religión mediante la instrucción –en los principios del cristianismo–, el uso de la música y la pintura. Así, por ejemplo, los frailes se valieron del teatro con fines didácticos y de proselitismo, sacando muchos temas de la Biblia, aunque adaptados a la mentalidad aborigen.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted2 days ago
    De ahí que la irrupción de los españoles, y en parte también de los portugueses, al continente americano se quedara en los límites de un movimiento expansivo del feudalismo tardío, cuya dinámica socioeconómica estuvo en gran medida determinada por los intereses de la corona y de la pequeña nobleza, principales protagonistas de la conquista y la colonización. Este proceso se tradujo en el exterminio de una parte de la población autóctona, la lenta asimilación de otra y la supervivencia de dispersos grupos marginales. Un extendido mestizaje contribuiría a la lenta homogeneización étnica, mientras la creciente diferenciación clasista y el sistema de castas reforzaban la heterogeneidad social.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted2 days ago
    Las “leyes contra la vagancia” dictadas por las autoridades coloniales obligaban a los indios y mestizos endeudados a vincularse permanentemente a las haciendas que se iban conformando para la producción agrícola o a las estancias ganaderas.
    Así nació el peonaje, prácticamente al margen de la legislación colonial española, como una forma de esclavitud o servidumbre por deudas, que se trasmitía de forma hereditaria, a pesar de las ordenanzas que se oponían al endeudamiento legal. En otros lugares, los hacendados propiciaban el minifundio y un peculiar sistema de aparcería –sayana, pejugal, inquilinato, huasipungo, fueron entre otros, sus distintos nombres–, el cual implicaba toda una gama de servicios personales gratuitos, llamados pongaje o yanaconaje en las regiones andinas. Para los campesinos, caer bajo la dependencia del hacendado les cobijaba de tributos, mitas y ventas forzosas de los corregidores y les proporcionaba acceso a tierras y ganado.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted2 days ago
    De esta manera se fue delimitando en el siglo xvi la estructura social hispanoamericana que descansó, en particular en los territorios de abundante población aborigen, en la relación entre dos comunidades étnicas y culturales –“repúblicas” en el léxico de la época–, constituidas por los conquistadores, encomenderos y colonos españoles, de una parte, y las masas indígenas explotadas –ubicadas en sus comunidades y poblados–, de la otra, cada una con sus propias autoridades bien segregadas. Con el correr del tiempo fueron incluidos en la primera, para la que estaban destinados villas y ciudades, los mestizos, pardos o mulatos y negros libres.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted2 days ago
    La corona, después de las dificultades por las que había atravesado en la propia metrópoli para someter a los señores feudales, no estaba dispuesta a que se creara en América una nueva y poderosa nobleza, potencial contrincante del poder real. De ahí que tendiera a limitar los vínculos permanentes entre los encomenderos y las poblaciones aborígenes. Por esa misma razón, los títulos nobiliarios y las tierras en señorío se concedían bajo mucho control y se otorgaban, por lo general, solo a los más conspicuos conquistadores.
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