Visitó a un psiquiatra, él solo, para consultarle acerca del estado de su esposa y buscar algún remedio. A su mujer, que no era consciente de los síntomas que mostraba, le recomendó acudir a la consulta, alegando que no dormía bien y estaba agobiada. Ella se lo agradeció. Confesó que en los últimos tiempos se sentía decaída y no tenía ganas de nada, pensaba que quizá padecía depresión posparto.