Un ritmo en las cosas

Yo ya no quiero
entender qué somos.
Necesito volver
a las cosas simples:
cuidar mi patio,
regar las plantas,
amasar la tierra.

Usaría palabras
hasta encontrarle
un color a tu perfume.

A veces,
me como mi propia piel,
las astillas
que dejan mis dedos.

esta lastimadura
que tengo en el labio:
me arde
pero me gusta.
Eso te quería decir.

Te quería decir
que la nostalgia es a veces
el espacio
chiquito y celeste
que queda entre tus párpados
cuando miras la calle.
Que pueden ser las palabras
que elegís para contar
tus vidas pasadas
entre las montañas.
O la manera
en que se ilumina tu cara
cuando prendés un cigarrillo.
Como en la oscuridad
de una cueva.
Te quería decir eso.
Que estoy contando
cuántas caricias caben
en un cuerpo.
Cuántos silencios entran
en una noche.
Que la nostalgia
es para mí

Yo escucho los tambores
aunque nadie
los esté tocando.

Dos personas se juntan
y el cielo
puede decolorarse.
Dos personas se juntan
y puede haber
un otoño en febrero.
O empezar
un apocalipsis
a media mañana.
Dos personas se juntan
y las cenizas
pueden caer naranjas
hasta llegar al asfalto.

Convivir es aceptar
la monstruosidad del otro

Yo te regalo a vos
esta parte de mí
que todavía no conozco.
Pero sospecho
que vino
a decirnos algo.
Tal vez
sea
solo esto.

¿Por qué no
pasar los días
observando plantas?
Haciendo inventarios
de todos los helechos
que habitarán mi patio.