En 1945 María se apareció a una humilde mujer en Ámsterdam como la Señora de todos los Pueblos. A través de las revelaciones, la Virgen prometió que si rezamos para pedir el derramamiento universal del Espíritu Santo, «se evitarán la corrupción, las calamidades y las guerras».
Lo asombroso de esta aparición es que muchas de las profecías se cumplieron, como la realización del Concilio Vaticano II o la fecha de la muerte de Pío XII o la caída del muro de Berlín.
Con esta colección, María en el mundo, queremos difundir y acompañar la presencia silenciosa de la Madre de Dios, quien se hace cercana a nosotros, sus hijos, por medio de diversas apariciones y advocaciones.