Y la Tierra, una compleja orquesta de sonidos, el ensayo de una banda desafinada de sierras y vientos de madera, una distraída distorsión de motores a plena potencia, una batalla a la velocidad de la luz entre tribus galácticas, un ir y venir de trinos en un bosque pluvial al alba, después de la lluvia, los compases iniciales de un trance electrónico y, por detrás de todo, un tañido, un sonido acumulado en una garganta hueca. Una armonía perseguida a tientas que cobra forma.