Las narraciones breves y las fotografías que conforman Lugares de paso rinden homenaje a la larga tradición de la literatura de viajes –desde las narrativas de exploración, pasando por el naturalismo, hasta las crónicas contemporáneas–. Los textos e imágenes del libro trazan dos líneas autónomas que por momentos se intersectan y que también divergen; instantáneas verbales y fotográficas que registran una serie de recorridos por cuatro continentes y cuya suma de fragmentos conforma un mosaico en el que se cumple el extrañamiento vislumbrado por Robert Louis Stevenson cuando escribió “el viajero es el único extraño”.