La dependencia de los aparatos ya es indistinguible del afecto. En Mundo dron, Naief Yehya señala que la empresa de neuromarketing MindSign, con sede en San Diego, California, realizó un revelador estudio con ocho mujeres y ocho hombres de dieciocho a veinticinco años. Durante la investigación las áreas del cerebro estimuladas por el iPhone no mostraron los patrones habituales de la adicción, sino algo más profundo y difícil de describir: amor. En palabras de Martin Lindstrom, autor de Brandwashed: Tricks Companies Use to Manipulate Our Minds and Persuade Us to Buy: «Sus cerebros respondían de la misma manera como lo harían a sus novios, novias, sobrinos o mascotas [...] puede no tratarse de una adicción en el sentido médico, pero es amor verdadero».