Los Juegos Olímpicos de México de 1968 representan un crisol de recuerdos e imágenes: un salto inigualable de 8.90 metros; un extraño movimiento, el Fosbury Flop, que revolucionó el salto de altura; la belleza y majestuosidad de la gimnasia femenil. Pero también evocan un gesto político e icónico: los atletas afroamericanos John Carlos y Tommie Smith alzando sus puños en el estadio de Ciudad Universitaria.Este libro narra la compleja y poco explorada historia de cómo se llevó a cabo la transmisión de los Juegos Olímpicos de México —los primeros de cobertura total y mundial— tanto desde el punto de vista tecnológico como del de su recepción. En un contexto de Guerra Fría en donde la justa deportiva veraniega fue parte de los complicados escenarios de la tensión entre bloques, el texto propone contribuir a encontrar respuestas en torno a qué puede decirnos 1968 y sus Juegos Olímpicos acerca de la sociedad mexicana contemporánea y del mundo.