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Estas clases siguen indudablemente esas señales, desde Freud, con Lacan, en un movimiento basculante que pendula entre autores de la psicología y la literatura clásica hasta las lecturas contemporáneas que interrogan el modo en que los afectos toman cuerpo en la actualidad.
Sin ahorrarse dilemas lógicos y conceptuales ni los atolladeros con los que un analista se encuentra en su práctica, los pone en tensión, los interpela, los interroga y hace de eso una causa viva que alienta el debate y relanza un trabajo continuo.
Partiendo de los cuerpos afectados, atraviesa las pasiones del ser y las del alma. Con el horizonte de la transferencia siempre presente, se desliza por las múltiples declinaciones del afecto: entre el amor y el odio, pasa por la vergüenza, la envidia, los celos, la tristeza, la cólera y la cobardía, entre otros. Y entrelaza los conceptos con los modos en los que en ocasiones irrumpen en lo social: el racismo, el odio contra lo femenino, el insulto. El horizonte del pase y el final del análisis interrogan, asimismo, el modo en que los afectos mutan en un trayecto analítico.
Se trata éste de un recorrido que resitúa los afectos en el hueso de la práctica analítica para hacer de ellos una brújula desde una posición y una lectura ética. Graciela habla con otros, los invita a tomar la palabra, sosteniendo en acto el affectio societatis inherente a una Escuela de psicoanálisis. Y concluye, fiel a su estilo, con entusiasmo: ¨¿Cómo se junta el saber alegre con el bien decir?"
Estas clases, las primeras de un ciclo que duró tres años, claramente son una respuesta y dan cuenta de ello.
227 printed pages
Copyright owner
Bookwire
Original publication
2020
Publication year
2020
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Quotes

  • Nataliahas quoted3 days ago
    encuentro mejor explicación de qué es eso del entusiasmo del final de análisis: el goce cedido se recupera, y entonces el ser del Otro, que no existe si no es por la libido que se le cede, se extingue.
  • Nataliahas quoted3 days ago
    que aparece en el acto sexual como una relación con el Otro (A) está en este aspecto sostenido de hecho, en secreto, por la transferencia del goce sustraído (a)
  • Nataliahas quoted3 days ago
    lo que Freud planteaba sobre los vasos comunicantes entre el amante y el amado, el yo del amante se empobrece en la misma medida en la que se idealiza al amado. Lo hacemos existir a costa nuestra, y después le pedimos, le exigimos a veces: una palabrita, una sesión, una mirada… ¿De dónde viene esa inflación del Otro si no de la propia cesión de goce que nos convierte en pedigüeños? La transferencia, positiva o negativa, no tiene otra sustancia que ese plus cedido al campo del Otro.

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