Parentesco: Planeta

Mientras “los que olvidan” parecen ajenos a las consecuencias de su enfermedad, los otros no lo hacen.

En la mirada hacia arriba, la gente perdió de vista a nuestros parientes terrestres y, en su lugar, empezó a llamarlos recursos naturales.

Todos contamos con la misma chispa de la vida, el mismo “deseo de ser”, y nuestras instrucciones eran que la cuidáramos mientras brillara. Sí, habéis olvidado vuestras responsabilidades

últimamente parecéis haber olvidado que las leyes de la naturaleza también se aplican a vosotros. No todos sobreviviremos al desmembramiento que habéis provocado, quizá ni siquiera vosotros. Así que, a petición de las especies de mayor edad, os hemos invitado aquí para pediros que recordéis. Que recordéis nuestras Instrucciones Originales,

En un círculo no hay jerarquía, todo el mundo tiene un lugar dentro del círculo y está conectado con un intercambio mutuo de dones y responsabilidades.

Para llegar a comprender el mundo natural, Nanabozho no poseía más laboratorio ni biblioteca que la tierra. Era un observador brillante, aprendía qué dones aportaba cada especie al mundo.

La garza le enseñó a pescar. El oso a desenterrar las raíces. El abedul le construyó la primera cabaña y los patos le descubrieron el arroz salvaje. Aprendió sobre la comida, la medicina, la lluvia, la ropa, el refugio, el fuego y el aliento. De los pájaros aprendió el don del canto; de las setas, la responsabilidad para con la tierra. Escuchó atentamente a los árboles.

El Árbol de la Vida describe con claridad que todos estamos emparentados por ascendencia, por el ADN que portamos cada uno de nosotros. Los análisis genéticos en los que se basa el Árbol de la Vida nos dicen que estamos más emparentados de lo que nuestras diferencias puedan indicar.

Me lo imagino susurrando al oído de todo el mundo: “Estos hermanos pequeños, los que olvidaron, necesitan una intervención. Tenemos que celebrar una reunión familiar. Nokomis quiere hablar con ellos. Nos reuniremos en el bosque de Arces. Traed comida, aire, agua, medicinas y un plato para compartir”. A los humanos les llega una invitación especial, tallada. Creen que se lo merecen.

El parentesco es reciprocidad. Nadie ha de sentirse solo. Están lavando los platos en la cocina de la Madre Tierra. Nokomis abre la puerta y te hace pasar.
Así es como comienza la remembranza