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Fabrice Hadjadj

La suerte de haber nacido en nuestro tiempo

Quien se adhiere a un partido político, primero se adhiere a su doctrina, y luego hace propaganda y procura incorporar a muchos para transformar el mundo según esos valores. ¿Es así como actúa la Iglesia católica?
El autor analiza las diferencias entre militancia y conversión misionera, antes de llevar a cabo un agudo y optimista balance de los tiempos que nos toca vivir: la esperanza del que cree está por encima de toda nostalgia y de toda utopía, en una época que se caracteriza por la muerte de las utopías.
42 printed pages
Copyright owner
Bookwire
Original publication
2016
Publication year
2016
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Impressions

  • juan diego esquivias padillashared an impressionlast year
    👍Worth reading
    💀Spooky
    🔮Hidden Depths
    💡Learnt A Lot
    🎯Worthwhile
    😄LOLZ

Quotes

  • juan diego esquivias padillahas quotedlast year
    si el dragón ataca con tanta facilidad a la mujer es únicamente porque el hombre no está ahí para protegerla. Por eso esa teología de la maternidad debe ir acompañada de una teología de la paternidad… y de la virilidad, pues el fundamento de la virilidad es la paternidad (y no la musculatura). El hombre esposo y padre se convierte en el defensor de su mujer y de sus hijos: podrá ofrecer su mejilla izquierda, pero no la de los suyos. Por eso tiene el deber de alzarse en armas en su legítima defensa, o bien de «tomar al niño y a su madre, y huir a Egipto» (cf. Mt 2, 13), cosa que requiere no menos coraje. Así pues, la segunda figura del apostolado apocalíptico es la del combatiente
  • juan diego esquivias padillahas quotedlast year
    si el individuo se deja dividir tan fácilmente es porque antes se ha separado de su historia y de su genealogía, se ha situado como un sujeto aislado, sin pertenencia, sin apellido, antes átomo que autónomo; y, por lo tanto, incapaz de resistirse a las sirenas del mercado
  • juan diego esquivias padillahas quotedlast year
    Hoy en día no basta con condenar un “individualismo exacerbado”, porque ya no estamos instalados siquiera en el individualismo, sino en el dividualismo; o, mejor dicho, el primero acaba llevando al segundo: desde el momento en que el individuo pretende construirse solo, lo único que hace es desligarse de su origen social, reducirse él mismo a un conjunto de piezas sueltas.
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