En la mente de todo comprador hay siempre un «sueño» y una «necesidad» cuando efectúa una compra de alguna importancia. La primera cosa que el vendedor debe hacer, sin embargo, es satisfacer el «sueño» deseado, y la segunda, asegurarse que llena una «necesidad». El «sabor» estimula, así como satisface el «deseo», pero hay que estar seguros de que la «tajada» que se sirve es de primera calidad; si no, la reacción del comprador será la de una persona que se siente engañada.