En los caminos yacen dardos rotos, los cabellos están esparcidos. Destechadas están las casas, enrojecidos tienen sus muros. Gusanos pululan por calles y plazas, y en las paredes están los sesos.
Rojas están las aguas, están como teñidas, y cuando las bebemos, es como si bebiéramos agua de salitre.
¿La visión de los vencidos?