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Anne Carson

Economía de lo que no se pierde

  • Nicté Toxquihas quotedlast year
    ¿Qué significa ahorrarse tiempo, un problema, una humillación, saliva o piel para calzado? ¿O palabras? Sus biógrafos relatan que, cuando Paul Celan tenía cuatro años, se le ocurrió crear sus propios cuentos de hadas. Empezó a contar estas nuevas versiones a todos en su casa, hasta que su padre le aconsejó parar. «Si necesitas historias, el Antiguo Testamento está lleno de ellas». Para el padre de Celan, crear nuevas historias era un despilfarro de palabras. Estos sentimientos paternos no son infrecuentes. Mi propio padre era propenso a hacer comentarios escépticos cuando me veía inclinada sobre la mesa de la cocina, cubriendo páginas con letra pequeña
  • David Olivareshas quoted4 years ago
    Y ciertamente, en una civilización tan incondicionalmente comprometida con la codicia como la nuestra, nadie cuestiona la sabiduría del ahorro.
  • avraham268has quoted2 days ago
    Dediquemos un momento a considerar la vida de los objetos. En una economía de don, como hemos visto, los objetos intercambiados forman una suerte de tejido conectivo entre dador y receptor. El carácter recíproco de esta conexión queda implícito en su terminología reversible: en griego, la palabra xenos puede significar tanto huésped como anfitrión; y xenia, regalos entregados o regalos recibidos. «Considerado como acto de comunicación», dice Pierre Bourdieu, «el don se define por el contra-don que lo consagra y lo dota de su sentido».24 Semejante objeto lleva la historia del dador a la vida del receptor y allí la prolonga. Ya que valoraban esta continuidad, los griegos crearon un admirable símbolo concreto de ésta, empleado como signo de obligación mutua entre amigos, un objeto llamado symbolon (σύμβολον)
  • avraham268has quoted2 days ago
    Que Simónides ganara mucho dinero no es imposible. Disponemos de información pertinente sobre los salarios de principios del siglo V donde se sugiere que las artes verbales eran bien remuneradas en comparación con el resto. El escultor Fidias, por ejemplo, trabajó la estatua criselefantina de la diosa Atenea en Atenas por cinco mil dracmas anuales, de los cuales tuvo que desembolsar, personalmente, el costo de sus trabajadores y el de producción. Y Heródoto nos habla de un bien cotizado médico cuyo sueldo anual era de seis mil dracmas mientras vivió en la isla de Egina, doce mil dracmas mientras vivió en Samos y diez mil dracmas mientras radicó en Atenas. El mismo monto, diez mil dracmas, fue lo que solicitó Píndaro por un solo ditirambo compuesto en honor de los atenienses. Mientras tanto, el sofista Gorgias pedía a cada uno de sus estudiantes un pago de diez mil dracmas por un solo curso de retórica y ganó suficiente dinero como para mandar erigir una estatua en oro sólido de sí mismo en el templo de Apolo en Delfos. Sócrates afirma que Gorgias y Pródico «obtuvieron más ganancias por su sabiduría que cualquier otro artesano gracias a su destreza». Se estima que diez mil dracmas equivalían aproximadamente a veintiocho años de trabajo para un jornalero remunerado a razón de un dracma per diem.
  • avraham268has quoted2 days ago
    Otros testimonios registran que Simónides exigía enormes honorarios por sus versos, acumulaba dinero en ánforas en su casa, recorría el mundo en busca de patronos adinerados, denunciaba a quienes no le pagaban lo suficiente y pronunciaba panegíricos acerca de los placeres del lucro. Resultaría plausible considerar estos relatos, de acuerdo con la tendencia caracterológica de los antiguos biógrafos, como tropo por el simple hecho de que Simónides profesionalizara la poesía. Pero tratemos de entender ese simple hecho de forma más precisa.
  • Celsa Victoria Ortízhas quoted2 months ago
    Quizás los poetas despilfarran lo que sus padres ahorrarían.
  • Lucas Molina Munerahas quoted4 months ago
    [De los que en las Termópilas murieron

    gloriosa la desventura, compasiva la ceniza,

    un altar el sepulcro, en lugar de lamentos, memoria,

    una alabanza el duelo.

    Un epitafio como éste ni moho

    ni tiempo, que todo lo aniquilan, oscurecerán.

    Esta tumba de hombres buenos ha elegido

    la gloria de Grecia para habitarla.

    Y de hecho el propio Leónidas, Rey de Esparta,

    es testigo: legó

    como sello de belleza la excelencia,

    y el fluir de la gloria para la eternidad.]83
  • Lucas Molina Munerahas quoted4 months ago
    Leónidas

    Simónides recurre a la mímesis radical a modo de retórica pública en su conocido encomio a los espartanos fallecidos en las Termópilas. Visibilidad e invisibilidad son componentes del poema desde su inicio, pese a que Heródoto tuvo razón al afirmar que no se devolvió resto humano alguno de las Termópilas a Esparta después del incidente. Éste es un canto fúnebre representado ante una tumba vacía. Sus palabras ponen en viva relación los cadáveres privados de sepultura en las Termópilas con la tumba sin cuerpos en Esparta.
  • Lucas Molina Munerahas quoted4 months ago
    El ideal de este contrato es claro: los Escópadas mantienen a Simónides en la tierra, y él los mantiene en la memoria. Un intercambio de vida por vida. Garantizar la continuidad de lo mortal a través de lo inmortal. Podrías pensar en lo delicado de valuar semejante mercancía. Cicerón nos brinda una imagen más realista de cómo Escopas aborda el tema:

    Un día Simónides cenaba en Cranón de Tesalia, en casa del rico y noble Escopas. Había compuesto un canto en honor de éste y añadido sobrados ornamentos en uso sobre Cástor y Pólux. Entonces Escopas declaró mezquinamente que sólo le pagaría la mitad de la cantidad acordada por el canto: que los dioses a los que tanto había halagado deberían pagar el resto. Acto seguido, informaron a Simónides que dos jóvenes pedían hablar con él en la puerta principal para tratar un asunto urgente. Se levantó y salió, pero no encontró a nadie. Entretanto, el techo de la habitación donde Escopas estaba cenando se desplomó, acabando con su vida y la de sus amistades. Cuando los familiares de éstos quisieron darles sepultura, les resultó imposible reconocer los restos. Pero cuentan que, recordando el lugar exacto de cada comensal en la mesa, Simónides supo identificar a todos para darles sepultura. Esto le hizo advertir que es, ante todo, el orden lo que trae luz a la memoria… Estoy agradecido a Simónides de Ceos que inventó así (según cuentan) el arte de la memoria.62

    Las alegorías estremecen la anécdota de principio a fin, pero especialmente cuando Cicerón dice: «Estoy agradecido» (gratiam habeo). La palabra que usa para gratitud es gratia (χάρις en griego, «gracia» en castellano). Tomémosla como referencia del fondo de gracia que fluye entre el poeta y su mundo. La acción salvífica de Simónides –tanto el acto particular de recordar ciertos nombres como el don más amplio del ars memoriae para el mundo– es un paradigma de lo que el poeta hace frente al vacío. Podríamos decir que lo piensa y lo agradece (para retomar un fragmento del discurso pronunciado por Paul Celan en Bremen), pues se trata del inicio de un momento de valor inestimable. Escopas no lo entendió y redujo a la mitad el sueldo de Simónides, como para insistir en que el acto poético tiene un equivalente exacto en dinero. Podemos interpretar el desplome del techo y la presencia de los Dióscuros en la puerta como una medida de desaprobación divina. La alegoría adquiere aquí un giro burlón, pues los Dióscuros son dioses que saben mejor que cualquiera el costo de dividir las cosas en dos.

    De acuerdo con el mito, Cástor y Pólux son hermanos (uno mortal, otro inmortal) que no soportaron que la muerte los separara, y dividieron en dos una sola eternidad, pues, escindidos siempre, el día que vive uno, el otro muere. Según Homero: «Ahora viven alternadamente». Mortalidad e inmortalidad siguen conviviendo en ellos, articuladas por una extraña distribución de gracia. El poeta también es una suerte de bisagra. Mediante cantos de alabanza, organiza una continuidad entre vida mortal e inmortal para alguien como Escopas. Si bien éste piensa que le está pagando a Simónides un cierto precio por determinado número de palabras, el poeta adquiere una memoria que pervivirá mucho más allá de todas ellas. Él será uno de los que no se pierden. La gratitud encuentra su sitio.

    Gratitud y memoria van de la mano, moral y filológicamente. En su discurso de Bremen, Paul Celan vincula etimológicamente la memoria con el pensamiento y el agradecimiento:

    Denken und Danken sind in unserer Sprache Worte ein und desselben Ursprungs. Wer ihrem Sinn folgt, begibt sich in den Bedeutungsbereich von: «gedenken», «eingedenk sein», «Andenken», «Andacht».

    [Pensar y agradecer son, en nuestra lengua,63 palabras que tienen uno y el mismo origen. Quien quiera ir tras su sentido se moverá en el campo semántico de palabras como «recordar», «tener en mente», «memoria», «devoción».]64
  • Lucas Molina Munerahas quoted4 months ago
    [LA ESCLUSA

    Encima de todo este dolor

    tuyo: ningún

    segundo cielo.

    Por una boca,

    para la que era una palabra de mil sentidos,

    he perdido –

    he perdido una palabra

    que me había quedado:

    hermana.

    Por

    tener muchos dioses

    he perdido una palabra que me buscaba:

    Kadish.

    A través

    de la esclusa tuve que hacer pasar

    la palabra, para así salvarla, llevándola afuera

    y más allá y de regreso hacia la corriente salada:

    Izkor.]
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