Diccionario de mitos de Asia

Así como no puede separarse el aroma de la rosa, así no podía apartarse Shiva de su amada. “Yo soy el mar y tú eres la ola”, le dijo Shiva a Parvati el día luminoso en que la desposó

el dios de la inteligencia, Omoikane,

Es verdad que los dioses del cielo y del mar son como los tiranos de la Tierra, que no responden a la gentileza y la humildad, sino solamente a la violencia.

y, aunque como todos los seres humanos estaba destinado a morir, su memoria sería eterna

Ahí donde tú seas oscuridad, ella será luz. Cuando siembres envidia, ella hará llover generosidad. Si enfermas a las criaturas, ella las sanará y tu victoria, ¡oh, Ahrimán! no será eterna, pues el tiempo tiene un final

La anciana se aproximó a la estatua y sonrió al observar que el benévolo dios estaba todo cubierto de barro

Súbita y sorpresivamente, como ocurren las cosas en la naturaleza y en los sueños, los padres de Naoki se transformaron en dos mariposas blancas y así continuaron su paseo entre las flores

¿Por qué debe el varón preceder a la mujer en el agradecimiento?

He conocido la vejez, la enfermedad y la muerte, que son el destino de todos los hombres. He visto a un asceta y siento ahora la necesidad de seguir su camino, de renunciar a los placeres, al amor, a la amistad, a todas las riquezas y al oro solar de mi dinastía