Eva Muñoz

Lascivia

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Llega la esperadísima continuación de Lascivia la primera parte de la saga Pecados Placenteros. Hay amores que hieren, patean y traicionan. El capitán Bratt Lewis está de nuevo en el comando, con una nueva vida planeada y queriendo retomar el tiempo perdido. Pero las personas que dejó no son las mismas: Rachel James falló, el coronel ha jugado sucio y una nueva ficha ha entrado en el tablero. Antoni Mascherano quien no es solo un bioquímico, sino también el líder de la mafia, ha puesto los ojos en la teniente James y su objetivo es tomarla como suya. El panorama se complica en esta segunda entrega donde los rencores empiezan a surgir, las relaciones, a agrietarse y los miedos, a avivarse. Bien dicen que las verdades siempre salen a la luz, y el saber que tan cierto es se comprobará en esta nueva parte donde las pasiones no pueden ocultarse ni los sentimientos disimularse.
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567 printed pages
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Impressions

  • Marshared an impression10 months ago
    👍Worth reading
    💀Spooky
    🔮Hidden Depths
    🚀Unputdownable
    💧Soppy

    Esto uff, me ha dejado sin palabras, léelo y me entenderás.

  • myulecarrenoshared an impression9 months ago
    👍Worth reading

  • Milagros Cardozoshared an impression10 months ago
    👍Worth reading
    🌴Beach Bag Book
    🚀Unputdownable

Quotes

  • Lilen Altamiranohas quoted14 days ago
    Tengo atascada una parte de ella y reconozco que tuve un leve tropiezo con lo que tanto quería evitar.

    «No me dolió», me digo mientras vuelvo al apartamento que tengo en el norte de la ciudad, donde tiro todo estando adentro y me sirvo un trago. «Su ausencia me da igual», me repito, pero la última mirada que me dedicó aparece en mi cabeza, y la ira que me corroe me hace estrellar el vaso contra la pared cuando la veo en la maldita pista de despegue arrancándose las medallas del uniforme.

    Los sentidos se me nublan con el recuerdo de ese maldito día y me echo en el sofá evocando el día que decidió irse como la maldita cobarde que es. Era un buen soldado, pero flaqueó y eso hace que tenga dicho concepto sobre ella.

    Me meto la mano en el bolsillo y saco la prenda que le quité meses atrás, trayendo el recuerdo de la noche de la fiesta, y es que mientras Bratt discutía, yo le quitaba las bragas que tengo en la mano justo ahora.

    Paseo el encaje por mis labios y respiro hondo antes de pasarla por mi miembro endurecido, el cual acaricio con la prenda estimulándome, masturbándome.

    Nunca la pienso de buena manera, he tenido cientos de mujeres desde que se fue, pero sigo haciendo esto cada vez que me apetece. No sé dónde diablos está, Alex nunca me lo dirá y, por ello, cada día que pasa clavo la mentira en mi cabeza, me convenzo de que fue una más y que no vale la pena lamentarse por una cobarde.

    Mi orgullo me lo exige, aclama una sola cosa y es que deje de lado esta frustración de porquería, la cual no sirve para nada.

    Los movimientos acelerados sobre mi miembro hacen que mi derrame se extienda, los latidos en mi pecho avivan la rabia y tenso la mandíbula, «estoy hastiado». Aprieto los ojos y respiro metiéndome en la cabeza que fue solo una más; polvos esporádicos de los cuales ahora ya ni me acuerdo, como tampoco debo acordarme de ella. «No sé quien es Rachel James», me digo, lo que me propongo lo consigo y sé que es cuestión de tiempo para que sea así, me conozco y tendré que recalcular para acordarme de quién diablos es.

    Dejo lo que tengo de lado en la mano y me pongo de pie, tengo mil y una cosas que hacer con los que me esperan afuera, ya que todos sabemos que lo sucedido no es más que un calentamiento previo que nos adentra en un juego, el cual apenas está sacando y mostrando las fichas.
  • Lilen Altamiranohas quoted14 days ago
    —¡Boss, Boss! —claman.

    «Cómo me sigue chocando ese hijo de puta», me digo. Observo cómo corta y abre un estómago abajo sacando lo que hay adentro, la mafia sabe quién soy yo y no se le hace raro verme en ningún lugar.

    Este es mi deporte favorito y dejo de moverme cuando un sujeto alto y con chaqueta de cuero se apoya en el barandal.

    —¿Cómo estás? —me saludan.

    —Death —le digo.

    Fue mi entrenador callejero cuando era un rebelde que peleaba a cambio de dinero.

    —¿Qué me tienes? —sigo.

    —Que son peligrosos, grandes e incomparables —contesta—. Investigo e investigo sus puntos débiles llegando a una misma conclusión y es que tanto el clan ruso y el clan italiano son algo que te va a tomar años derribar, porque están liderados por los dos criminales más peligrosos del mundo y su sociedad empeora eso.

    —¿Y crees que no lo tengo presente? —lo desafío—. Pero fíjate que no son dos, somos tres y lo sabes.

    —Eres la ley, no pierdo la esperanza de que te quedes del lado de la rama que te corresponde —dice, y me río.

    —¿Sigues creyendo que tengo buenas intenciones con la FEMF y voy a salvar el mundo? —Sacudo la cabeza.

    Prefiere guardar silencio. Observo las peleas, la sangre, la letalidad que se respira en el sitio que uso para desaforar la violencia que me corre por las venas y es que tener un uniforme no significa nada, el que es nunca deja de ser.

    Doy la batalla en mi contienda y acabo con el pecho lleno de sudor.

    Llevo doce meses queriendo capturar a Antoni Mascherano y mientras lo hago sumo puntos que me dejan en lo alto.

    Huir de la milicia en mi adolescencia se debió a varios factores, uno de los cuales era el que nos pusieran límites. Pese a ser la máxima rama de la ley siento que somos demasiado benevolentes, y eso cambiará cuando sea yo el que tenga control total de la justicia.

    ¿Tardaré? Sí, no soy un hombre paciente, pero con esto he tenido que ir despacio porque la Fuerza Especial Militar del FBI lleva años con un régimen que tarde o temprano va a cambiar gracias a mí.

    La Élite se ha consolidado, las mejores compañías militares están bajo mi cargo, le sigo rompiendo la cara a Bratt cada vez que me apetece, y Sabrina está en un hospital mental.

    Alex Morgan sigue siendo el máximo jerarca, la vida transcurre y a mí nada me basta.
  • Lilen Altamiranohas quoted14 days ago
    El dinero me sobra, las mujeres me llueven, las medallas destacan en mi uniforme, pero llevo un año con un nudo atascado en el tórax, con un vacío absurdo que ya no sé cómo llenarlo, y me jode que la imagen de sus ojos azules y el cabello azabache tomen mi cabeza con momentos que me blanquean los nudillos cada vez que empuño las manos.
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