La obra narrativa de Julieta Pinto, una de las autoras mayores de las letras hispanoamericanas, abunda libro a libro en la denuncia cívica de una sociedad en crisis. En El despertar de Lázaro, reescribe uno de los mitos fundadores de la cristiandad para brindarnos una historia memorable sobre el aniquilamiento del ser humano y el desgarro de la separación. Tomando como motivo la resurrección de Lázaro de Betania, Pinto nos sitúa ante la vertiente más humana del personaje bíblico, prescindiendo de consideraciones teológicas para hurgar con honestidad en su conciencia e iluminar así los intersticios que se solapan entre la vida y la muerte. Alternando pasado y presente en un relato dinámico que, no obstante, apenas si se desvía de los escritos bíblicos y que atrae desde el inicio la atención del lector, Lázaro, convertido en cronista involuntario de la persecución que Pilato ha orquestado contra Jesús, reprochará a su maestro que le haya resucitado y dará testimonio -un testimonio crítico y escéptico, construido en los márgenes— de sus últimos días antes de caer en el hondo vacío existencial en que le sume su inesperado regreso. Con sencilla elegancia y un lenguaje cargado de tensión poética, Pinto firma en El despertar de Lázaro, Premio Aquileo J. Echeverría 1994 (máximo galardón literario del país centroamericano otorgado a una obra), una de sus novelas más personales y conmovedoras, nunca hasta ahora aparecida en España. Con su publicación, Firmamento pretende rubricar la vigencia y el valor de una autora capaz de ahondar en los estratos más profundos de la psique humana.