Elantris. X Aniversario

Si la siembra de este mes no sale bien, el próximo invierno será aún más duro, y los tiempos difíciles hacen que la gente esté dispuesta a aceptar a un hombre que predica el cambio.

Ella vivía en Teod... Era la hija del rey, por cierto. Empezó a enviarme cartas hace cosa de un año. Era una magnífica escritora y sus palabras estaban cargadas de tanta inteligencia que no pude sino responder. Continuamos escribiéndonos durante casi cinco meses. Luego ella se me declaró.

—Cartas —dijo—. Me traería un fajo de cartas.

—Sí que se me paga, joven amo. Mi paga es el orgullo de un padre y el amor de una madre. Mi salario procede de la satisfacción de verte crecer.

—La prueba de que el hambre puede ser derrotada.

—Porque quiero unirme a ti. Una vez serví a tu padre, a pesar de lo que pensaba de él. Ahora serviré a su hijo por lo que pienso de él. ¿Aceptarás mi lealtad?

—Los niños nos unen, impiden que cedamos al dolor. La comida que reunimos es para ellos. De algún modo, podemos soportar el hambre un poco mejor si sabemos que se debe, en parte, a que les dimos a los niños lo que teníamos.

—Intentando volver dentro —dijo Raoden, impaciente.

—Bueno, ella dijo que era uno de los cuadros de la sala. Todo lo que tenemos que hacer es seguir suponiendo hasta que encontremos el adecuado.

—Así que ahora tienes otro seguidor... al barato precio del odio de un tercio del elemento criminal de Elantris.