Hay que perder la razón para escribir y al mismo tiempo encontrarla en cada frase.
Hablar con tu madre, hablar con la ayuda de un tú que ocupa el lugar que dejas vacío cuando comienzas a escribir, hablar en el vacío con el fantasma. Como tú, ella solo existe para ser convocada, al igual que él, que nosotras, que vosotros, que ellos y ellas.