Lo distintivo de la prosa de Ring Lardner, apodo de Ringgold Wilmer Lardner, uno de los escritores estadounidenses más exitosos de los años veinte, es su genio para levar el ancla que amarraba la literatura a las reglas convencionales de la lengua inglesa y, en su lugar, acoger la lengua coloquial que recorría a pie las calles de Estados Unidos y pugnaba por ocupar un espacio en el mundo literario. Sus personajes son hombres y mujeres comunes y corrientes que llevan vidas anodinas, que se equivocan sin saberlo, que creen saber y que viven despreocupados ante la hipocresía que dejan al descubierto, porque lo cierto es que ellos hablan por sí mismos. Lardner no interviene; los deja actuar. Y ellos están decididos a mostrarse en toda su desnudez. Nos reímos con lo que dicen, con cómo lo dicen y con cómo actúan pero, más temprano que tarde, nos sube un sabor amargo. Porque la lengua que hablan sirve para engañar, para no escuchar, para manipular. La lengua como espejo de las conductas humanas que Lardner proyecta con perspicacia y talento. Los cuentos reunidos en «Un día en la vida de Conrad Green» fueron seleccionados con la intención de ofrecer una muestra representativa de la prosa de Ring Lardner, de las conductas humanas sobre las que gustaba ironizar y de sus intereses.