Durante el siglo XX se ha valorado con nuevas luces el papel de los laicos en el desarrollo de la Iglesia, y ahora estos son llamados a intervenir con más hondura en el ámbito cultural y económico, en el contexto sociopolítico, científico y tecnológico, en los medios de comunicación y en las mil encrucijadas de los crecientes fenómenos migratorios.
El autor aborda la misión de la Iglesia, la profunda identidad de sus fieles laicos y la caridad como clave del mensaje evangelizador, desarrollando la potencia de ese mensaje en la familia, en el trabajo y en la vida pública.