El despertar

El artista debe ser dueño de un alma valiente, que osa y que desafía

Pero tenían que haber pensado que podían poseerla en cuerpo y alma.

El desaliento la había invadido aquella noche en vela y no la había abandonado. No había nada en este mundo que pudiera desear. No había ningún ser humano que quisiera tener cerca, excepto Robert. Pero era consciente de que también llegaría el día en que Robert se desvanecería de su existencia y la dejaría sola.

Lo que tenía que pensar ya lo había pensado, después de la partida de Robert, cuando se quedó despierta en el sofá hasta el amanecer.

Contemplaba con el máximo interés a esa mujer, que daba las cenas más suntuosas de Estados Unidos y tenía a todos los hombres de Nueva Orleans a sus pies.

Te amo. Adiós… porque te amo.

En aquel momento no podía concebir, sobre la tierra, ninguna bendición mayor que la de poseer al ser amado.

Mañana sería el momento de pensar en todo.

Hay períodos en los que el sufrimiento y el desánimo se apoderan de mí. Y, sin embargo, no quiero más que seguir mi propio camino. Por supuesto, eso es desear bastante, cuando se tienen que pisotear las vidas, sentimientos y prejuicios de los demás. Pero, aun así, no quisiera pisotear la vida de los pequeños.

Los años pasados parecen un sueño y, si uno pudiera continuar durmiendo y soñando… Pero despertar y encontrarse que… ¡Oh! Bueno, tal vez, tal vez es mejor despertar, incluso para sufrir, que ser víctima de las ilusiones toda la vida.