Óscar Fernández, autor del prólogo de este libro —por lo que le estoy muy agradecido— y que también estaba en Málaga. A partir de ahí, Óscar llevó mi enfermedad hasta su jubilación. Una auténtica eminencia, Óscar era la mejor persona que me podía tratar, me ayudó muchísimo y con el tiempo hemos trabado una gran amistad. De hecho, años después, tuve el honor de acompañarle en la presentación de su libro Todo lo que usted siempre quiso saber