Creo que el tamaño de tu familia y luego el número de hijo que sos define muchas cosas. En mi caso, como conté, soy el menor de cinco hermanos varones. Lo positivo: mucha libertad, lo cual me ayudó a aprender a adaptarme y a desarrollar autonomía. Lo negativo: tenés que pelear para ser visto. En mi caso, mi estrategia fue la de agradar. En la medida en que me esforzaba para ser gracioso u ocurrente, los grandes se reían, me festejaban y lograba lo que quería. Con cuatro hermanos más grandes, eso era mucho mejor que intentar pelearme y chocar, ya que no tenía chance por el lado físico. Al ser un instrumento de supervivencia, te vas volviendo adicto al efecto que te produce cuando te ven, te valoran o te reconocen. El famoso “Dejá de llamar la atención” que tantas veces escuchamos entre padres y chicos es no darse cuenta de que detrás de esa actitud hay una necesidad de conexión emocional