Es imposible, le digo a Enrique que acaba de confesarme que Neto no vendrá a la escuela este día tampoco. Es una tragedia, exagero. Hoy es la final, sigo con la explicación como si fuera el único en saberlo. Es el juego definitivo: los de tercero contra los de quinto. A Enrique le irrita que continúe recitando obviedades. Lo que ninguno negaría es que Neto es el goleador del equipo. Es el más veloz del grupo y quizá de la prepa. Lo veo en la forma que tiene para descolgarse y dejarnos atrás a compañeros y rivales, con lo que debe improvisar jugadas que convertirá en anotaciones. No sé cómo lo logra jugando con esos zapatos de suela de caucho, los únicos que le he visto usar desde que lo conozco, con raspones en todas partes y hoyos que intenta fingir que no están ahí o que nadie ve; unos zapatos que yo apostaría a que no llegan al siguiente encuentro.Aun así, Neto es nuestro delantero.
Enrique, Ramiro y yo somos de Guadalajara, y por eso se comprende que lleguemos antes a la escuela. La casa de Neto está en Zapopan, y vivir más lejos no lo disculpa de ausentarse, hoy en particular. Él no lo sabe, pero mandamos a hacer los uniformes especialmente para este partido. Es demasiado llamarlos «uniformes», son solo las playeras, aunque llevan los colores del Borussia Dortmund.Enrique dice que son los colores que usaron los Leones de la Universidad en la final contra Tapachula. Sea como sea, todos cooperamos para comprarle a Neto la suya; incluso le dejamos el número diez. Él podría ser nuestro capitán si no faltara tanto a clases, si estuviera presente cuando medio salón espera que algún maestro se reporte enfermo para saltar el barandal y colarnos al gimnasio.
Ramiro dice que Neto ha estado ayudando a su padre, y yo le respondo que en la cancha los pretextos van y vienen. A quienes me escuchan no parece gustarles mi comentario. Lo importante es no achicarse; eso y los goles. Da lo mismo si Neto tuviera que atravesar medio estado, aunque entonces iría a otra escuela y, ahí sí, quién nos habría metido a la final. Cada uno de los jugadores tiene cualidades, pero necesitamos de la explosión de Neto cuando lleva el balón.
Enrique y Ramiro no quieren aceptarlo, dicen que Neto no nos hace falta. Un equipo lo hacemos todos, aclara Enrique orgulloso de que nunca le han anotado un gol en penales. Tiende a lanzarse a la derecha y lo justifica diciendo que lo hace sin darse cuenta, además jura que tiene un brazo más largo que el otro. No he descubierto a cuál se refiere. La altura sí es un factor