Amia Srinivasan

El feminismo nace cuando una mujer toma conciencia de ser miembro de una clase sexual: esto es, miembro de una clase de personas asignadas a una categoría social inferior sobre la base de algo denominado «sexo»;

El sexo, que concebimos como el más íntimo de los actos, es en realidad algo público. Los papeles que desempeñamos, las emociones que sentimos, quién da, quién recibe, quién exige, quién sirve, quién desea, quién es deseado, quién se beneficia, quién sufre: las reglas que rigen todo esto quedaron establecidas mucho antes de que llegásemos al mundo.

. El feminismo concebido como «hogar» pone el elemento común por delante de la realidad, y desoye a todas aquellas que puedan perturbar su idilio doméstico. Una política en verdad inclusiva es una política incómoda, nada segura.

Pero, por desgracia, a menudo la teoría feminista prescinde de los hechos concretos que conforman las vidas de las mujeres y se limita a anunciarles, desde su pedestal, cuál es el verdadero sentido de sus vidas. A la mayoría de las mujeres estas pretensiones les traen sin cuidado. Tienen demasiado trabajo que hacer.

No hay ningún registro que detalle el uso de falsas acusaciones de violación como táctica del régimen colonial: en la India, en Australia, en Sudáfrica, en Palestina.23

Primera pregunta: ¿cómo se explica que cuando los hombres blancos violan estén transgrediendo una norma, pero que cuando los que violan son hombres morenos se estén ajustando a ella? Segunda pregunta: si los hombres indios son hienas. ¿en qué convierte eso a las mujeres indias?

1918, el Tribunal Supremo de Florida declaró que había que confiar en la castidad de las mujeres blancas –y, por tanto, en la veracidad de sus acusaciones de violación–, pero que no debía aplicarse esta norma «en aquellos lugares cuya población está compuesta, en buena parte, por otra raza que en su mayoría es inmoral».3

aportación central de la interseccionalidad es que cualquier movimiento de liberación –ya sea el feminismo, el antirracismo, la lucha obreraque se centre únicamente en lo que tienen en común todos los miembros del grupo relevante (mujeres, personas de color, la clase trabajadora) es un movimiento que beneficiará por encima de todo a los miembros menos oprimidos de dicho grupo.

Ambos movimientos darán lugar, a su vez, a una política asimilacionista, con el objetivo de garantizar a las mujeres y a los hombres de color más acomodados el derecho a recibir el mismo trato que los hombres ricos blancos.
La po

Una de las firmantes era Sheila Jeffreys, figura central del sector «feminista revolucionario» del movimiento británico de liberación de las mujeres, desde el que insistían –en contra de la posición feminista socialista dominante en aquel momento– en que era la violencia sexual masculina, y no el capitalismo, la base que sostenía la opresión de la mujer.