El cuarto idiota rompió a llorar agarrándose la mejilla —buaaa, buaaa—, mientras You Sipo le gritaba: «¡¿Pero es que no ves que es tu hermana?!», tras lo cual el chaval corrió a esconderse en lo más hondo del maizal, como un perro apaleado que busca refugio en la maleza, y allí se acuclilló y continuó llorando con la mirada vuelta al cielo, inundando el campo entero con su estúpido llanto.