Este sería otro de los muchos secretos de Praga que no lograría resolver, y lo cuento solo a modo de ejemplo de la general extrañeza de la vida en esa ciudad a orillas del Moldava. Todo el mundo hacía todo, incluso las tareas más normales, con tanto sigilo y disimulo que parecía vivir en medio de una vasta, necesaria e interminable conspiración. «Magická Praha», llaman los praguenses a su ciudad, aunque la magia que practican es mundana.