Lo importante sobre la coloración «química» es que la luz, en realidad, afecta al objeto. Cuando la luz brilla sobre una hoja o una mancha de pintura, o un trozo de mantequilla, lo que hace es provocar que sus electrones cambien, en un proceso que se llama «transición». Allí están los electrones flotando tranquilamente en nubes dentro de sus átomos, y de repente un rayo de luz brilla sobre ellos.