Una tajada de sandía, una mesa desnuda,
también son textos. No sólo los libros sino también las personas, los objetos, la naturaleza, los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor, todos quieren decirnos algo. Y nuestra capacidad de escuchar —o de leer— eso que tienen que decirnos habla de nuestra formación, nos constituye y pone en cuestión aquello que somos.