los pocos estudios realizados al respecto van en el sentido opuesto al del modelo médico, el esquema de los países «tecnológicamente desarrollados»… Y no puede ser por menos, porque esa explicación-adoctrinamiento, ¿en qué ayuda a las familias y a los propios pacientes? Cierto que, de entrada, puede «desculpabilizar» y tranquilizar, pero mediante la proyección y la desidentificación proyectiva. Como resultado, en un segundo momento, deja al paciente y a su medio social más inermes, con menores capacidades de autogestión y autonomía: hay que confiar en la ciencia y en la técnica, y no en las propias capacidades y las de nuestros núcleos vivenciales habituales adecuadamente apoyados por la técnica. Además, las explicaciones genético-biológicas comunes no pueden sino infundir desesperanza en vez de esperanza. Y la esperanza, no lo olvidemos, es una de las funciones básicas de todo tipo de grupos terapéuticos y, con más motivo, en los grupos de pacientes con psicosis y sus familiares.