Cómo aceptar cada una la realidad de la otra? Yo continúo esforzándome para ser la buena amante, pero a ratos me viene a la cabeza la imagen de mi madre de espaldas, con las costillas marcadas bajo la bata larga fucsia. No sé cómo hablarle de ello, algo en su actitud no me deja espacio para entrar en un tema así. Aunque me atormenta, temo incomodarla o resultarle dramática, sospecho que rechaza la vulnerabilidad y que le ponen nerviosa ciertas emociones. Por encima de mi dolor lo que deseo es gustarle, hacer que se sienta bien.