Kahlil Gibran

Que las olas del mar no nos separen y que los años que han pasado entre nosotros no se vuelvan memoria.

Y siempre ha sido que el amor no sabe su propia profundidad hasta la hora de separación.

y nuestro amor no lo atará ni nuestras necesidades lo aferrarán.

Cuando el amor os llame, seguidle,
aunque sus caminos sean duros y escarpados.
Y cuando sus alas os envuelvan, doblegaos a él,
aunque la espada oculta entre sus plumas pueda heriros.

El amor sólo da de sí y nada recibe sino de sí mismo.
El amor no posee, y no quiere ser poseído.
Porque al amor le basta con el amor.

De conocer el dolor de sentir demasiada ternura.
De ser herido por la comprensión que se tiene del amor.
De sangrar de buena gana y alegremente.
De despertarse al alba con un corazón alado y dar
gracias por otra jornada de amor;
De descansar al mediodía y meditar sobre el éxtasis
del amor;

estar parado es volverse desconocido para las estaciones

Vuestra alegría es vuestra tristeza sin máscara.
Y el mismo manantial de donde mana vuestra risa
ha estado frecuentemente lleno con vuestras lagrimas.

Cuando os encontráis alegres mirad en lo más profundo
de vuestro corazón y notaréis que lo mismo que os produjo tristeza
es lo que ahora causa vuestra alegría.

Cuando os sintáis abatidos volved a mirar vuestro corazón,
y notaréis que estáis llorando por aquello mismo que
anteriormente fue vuestra alegría.

Sin embargo, yo os digo que ambas son inseparables. Llegan juntas,
y cuando solamente una se sienta con vosotros a la mesa, recordad
que la otra se agazapa en vuestra cama.

Sólo cuando vacíos estáis quietos y equilibrados.