Roberto Abad

Minutos antes del fin del mundo, en una vorágine violenta que retrocedía el tiempo y reconfiguraba el espacio, los humanos se llenaron de pelaje en el cuerpo y fueron monos. Tuvieron escamas, se arrastraron y fueron reptiles. Se sumergieron en los mares, les salieron branquias y fueron peces, musgo, células, átomos... Nada.

A la par, en otra dimensión, un niño despertaba lentamente de un sueño en el cual podía hacer cualquier cosa, como inventar universos.

os libros son fantasmas. Los lectores, el lugar de las apariciones.

el matrimonio es una larga conversación, escribió Robert Louis Stevenson.

Nosotros no teníamos a dónde escapar, o nos dio flojera,

Quédate tranquila: eso sucederá en algún momento sin que lo busques. Los hijos siempre se van.

La simple idea de germinar un ser desconocido, proveniente de quién sabe dónde, inquieta, es cierto, pero se equilibra.

; mi panza es una alberca abandonada,

Soy la oscuridad suspendida en el aire.

Siempre me dijeron que estaba mal poner apodos. Yo pienso que es un arte. Son los verdaderos nombres de las personas, guardan la esencia de cada quien,

pero otros forjan carácter.