Hace unos diez días dejé París, con mucha pena y cansado, y he venido a una gran llanura nórdica, cuya amplitud, cuyo silencio y cuyo cielo han de devolverme la salud. Pero he viajado en medio de una larga lluvia, que solo hoy parece querer aclararse un poco sobre esta tierra de ondulaciones intranquilas, y aprovecho este primer momento de claridad para saludarle, mi querido señor