Melancolía, del griego μελαγχολία significa "bilis negra". Se compone de melania (negro) y kholê (bilis), pues se pensaba que ese estado de ánimo decaído era fruto de tener demasiada bilis negra en el cuerpo. La palabra "feo" proviene del latín foedus, que significa "que desagrada a la vista, que carece de belleza". La bilis negra de los desagradables bien podría ser el título de esta novela, porque si algo tiene esta historia es rabia, enojo y frustración, y con muchísima razón.
"No nacemos el día que alguien nos arroja al mundo entre estertores y líquidos sanguinolentos. Ese parto físico es insignificante y fútil. Nacemos el día en que nos parimos a nosotros mismos, el día que nacemos psíquicamente."
León Soler es psiquiatra, está soltero, no tiene hijos y está rondando la cuarentena de edad, la rutina de su vida lo tiene atrapado en un círculo que le da poca felicidad y apenas resiste un resquicio de su amor por su profesión; el día que recibe una carta en su consultorio, es el punto de quiebre de esta novela, sobre todo porque va sin remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero que dice: Melancolía.
Esa será la primera de muchas cartas que recibirá, y esas cartas le llevarán a repasar su niñez y, sobre todo, le llevarán a recordar su entrañable amistad con Alfonso Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado con el que compartió la infancia y que ahora, ha tomado una determinación, dándole un regalo a su amigo, el de salvarlo del extravío.
"Hay gente que vino aquí a trabajar, a reproducirse y a morir, como cualquier cucaracha."
La sociedad, en su generalidad, suele relegar a los que no corresponden al espectro de la normalidad, un espectro que se ha ido re definiendo en cada época, sin embargo, este concepto nunca ha sido amable con las deformidades, desde Quasimodo a Alfonso, nada se ha modificado, se les juzga y señala, esta novela habla del valor de la amistad, el deseo, la lealtad y la memoria como salvavidas de unos héroes anónimos, atormentados y desgastados por el tiempo; ambos amigos viven su propio infierno, uno externo y el otro interno, deformidades que siempre se pueden encontrar, pero que cuando se unen, se repelen y dejan espacio para rescatar lo mejor de cada uno para demostrar que no todo está perdido, porque el viaje, el verdadero viaje, siempre opera dentro del hombre cambios sustanciales.
Esta novela es una aventura de descubrimiento que bien podría ser personal, desde las llagas que cargamos en la espalda, la resignación como vehículo de redención y la tenacidad de vivir, podemos construirnos una realidad, ser nuestros propios caballeros de la noche y salir a la ciudad a ofrecer un puente salvavidas; embarcarse al Nautilus II requiere voluntad y sacrificio, la aventura de vivir, no siempre será perfecta, tendrá muchos huecos y tempestades, pero el mar así es, desafiante, agresivo, calmo y único.
Me gustó mucho.
Excelente
De las mejores obras de Mario Mendoza.. recomendadisimo
Antes de conocer este libro aborrecía leer, me daba pereza, fue el primer libro que leí por completo, me atrapó desde el inicio y fue con el que me enamoré de la lectura, su autor describe los sucesos de una forma única, te encierra en sus personajes y te hace vivir sus experiencias como si fueran en carne propia, la forma en la que describe Bogotá, siento que es la más acertada y no sólo podría encajar en ella sino en cualquier metrópolis de Latinoamérica.