Guiomar Rovira

Viejos son los cerros y están verdes, viejas son las luchas y tiñen de sangre los caminos

Se adentró la herida en la carne y la sangre se defendió en un chorro de muerte contra el agresor.

Nada más que ofrendar que la propia muerte. El precio final de la dignidad.

México no existe el estado de derecho, sólo los privilegios, el nepotismo y la corrupción más feroz,

Lo decisivo en una guerra no es el enfrentamiento militar sino la política que se pone en juego en ese enfrentamiento», diría el subcomandante Marcos.

La firma del Tratado de Libre Comercio implicó las reformas al artículo 27 de la Constitución, último vestigio de las conquistas campesinas de la Revolución Mexicana, que reconocía la propiedad social de la tierra. Esta se convertía ahora en mercancía de compra y venta, significando el acta de defunción del campesino pobre.

Nezahualcóyotl se preguntó si era posible vivir precisamente en la verdad. Verdadero es lo que está apoyado sobre los fundamentos del universo, lo que tiene fundamento. Palabra de verdad entonces quiere decir: expresemos el ser humano en aquello que tiene de eterno. Por eso afirman que la palabra de verdad viene desde lo más hondo de su dolor, su historia y sus muertos».

Luego me alegraré de haberme quedado sola, puesto que de otra manera nunca hubiera tenido la oportunidad de implicarme hasta la médula en ese sentimiento de compartir un tiempo, un espacio.

Zapata es más que un mito, es un redentor, un santo milagroso, un compadre. En México todos los niños, todos los obreros, todos los campesinos saben del héroe del sur. Tal es la magnitud de su presencia en la imaginería popular que el Estado ha visto imprescindible hacerlo suyo, reconocerlo y poner en letras de oro su nombre en el Congreso de la Unión

Zapata es más que un mito, es un redentor, un santo milagroso, un compadre. En México todos los niños, todos los obreros, todos los campesinos saben del héroe del sur. Tal es la magnitud de su presencia en la imaginería popular que el Estado ha visto imprescindible hacerlo suyo, reconocerlo y poner en letras de oro su nombre en el Congreso de la Unión