—Te está preguntando si le fuiste infiel, idiota.
Gavin giró la cabeza para mirar a Del.
—¿Eso es lo que crees? ¿De verdad piensas que podría serle infiel?
El mero hecho de pensarlo lo hizo querer volver al baño para seguir vomitando el licor que le quedaba en el estómago.
—No —dijo Del—. Pero tengo que preguntar. Es una regla. No ayudamos a infieles.