Minie, una gata que vivió casi 17 años, llegó a mi vida cuando apenas tenía dos meses. Me la regalaron de cachorra, y desde siempre he amado a los gatos. Lo más sorprendente fue que yo había pedido una gata exactamente como ella: gris, de rayas, con pelo largo y claro. Un día la vieron y me la trajeron. Me sentí inmensamente feliz de convertirme en su mamá.
Juntas compartimos alegrías y tristezas, y nunca imaginé que una gata pudiera llegar a ser tan importante en mi vida.
Minie, ¿cómo no voy a amarte? ¡Si parecías de Marte!