Los cuentos de Los pájaros prefieren volar en la tierra descansan en muchas de las virtudes de la escritura actual –exactitud, abundancia de significación, exigencia de una lectura cómplice, profusos destellos poéticos–. Prosa limpia de todo lo que pueda ser o parecer superfluo, en momentos justos se torna morosamente detallada y sabia, zahondando en la sintaxis de los relatorios, matizándolos; y, por lo mismo, enriqueciéndolos.
Diego no cesa de trabajar la palabra y nos entrega Los pájaros prefieren volar en la tierra, relatos que introducen de lleno al lector en los recovecos de un personaje, uno y múltiple (espirales del texto situacional), y va desentrañando hechos e interioridades con rigor y poesía. (Sus cartas al padre, con que se cierra el volumen, son pequeñas proezas). Los pájaros prefieren volar en la tierra conmoverá a más de alguna conciencia con la clarividencia de su mirada y la eficacia de su expresión.