«En su Crowley, Victoria Moura descubrió el secreto más leve y misterioso del virus del amor: cómo abre sus ramas infinitas en el ocultismo, se enrosca en la nostalgia de los sueños infantiles y, como un arco iris o una hiedra, despliega su hojarasca en los encantamientos de una vampiresa que quiere derrotar a los magos más poderosos para llorar luego sobre las cenizas de su triunfo sentimental» (Daniel Guebel).