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Eric Weitz

Un mundo dividido

  • Talia Garzahas quoted14 days ago
    ales y económicos, además de los políticos.
    El Estado nación ha subsistido en medio de todas estas transformaciones. Ha demostrado vigor y resistencia y sigue inspirando lealtad. No va a desaparecer por ahora. En el mejor de los casos, es decir, si pertenecemos al privilegiado círculo de los ciudadanos con derechos, el Estado nación nos protege. Pero también puede ser nuestro mayor enemigo, una institución poderosa que viola los derechos humanos y promueve la exclusión, expulsando a ciertos grupos o forzándolos a adoptar la forma de vida y las costumbres de la mayoría dominante, y asesinando a aquellos a quienes se niega el derecho a tener derechos.52
  • Talia Garzahas quoted14 days ago
    todos sin excepción han adoptado el lenguaje de los derechos humanos para atraer partidarios a su causa, formulando sus reivindicaciones en la calle, en los despachos del poder y en la Asamblea General de la ONU. En los últimos dos siglos y medio se ha ido ampliando el significado de los derechos humanos, en los que ahora se entiende incluida una serie de derechos sociales y económicos, además de los políticos.
  • Talia Garzahas quoted14 days ago
    estancamos en el presente. No vemos ningún camino.
  • Talia Garzahas quoted14 days ago
    En este libro nos hemos propuesto demostrar que los derechos humanos son complejos y siempre siguen caminos tortuosos. La idea de un futuro en el que prevalezcan en todas partes y vivamos todos en paz y como hermanos es una quimera. El utopismo es saludable siempre y cuando nos permita vislumbrar una vida mejor y basada en principios humanos. Sin esta esperanza nos estan
  • Talia Garzahas quoted14 days ago
    Otros los consideran pura retórica o un instrumento del imperialismo occidental. Hasta algunos defensores acérrimos de los derechos humanos, como Aryeh Neier y Michael Ignatieff, manifiestan cierto desencanto y parecen añorar la década de 1990, el momento de su apogeo.51
  • Talia Garzahas quoted14 days ago
    La tragedia de los refugiados pone de manifiesto el problema que hemos abordado en los diversos casos históricos examinados en este libro. La ciudadanía nacional sigue siendo condición indispensable para ejercer derechos. A falta de una estructura estatal que nos proteja, no somos nada. La del apátrida es, según escribió Hannah Arendt, la peor condición imaginable, exceptuando la destrucción física. Pero la ciudadanía es siempre excluyente además de inclusiva, aun cuando el Estado la defina de la manera más amplia posible. Mientras sigan esencialmente ligados al Estado nación, los derechos se verán restringidos.
  • Talia Garzahas quoted14 days ago
    eternamente relegada a la condición de refugiado o inmigrante.
  • Talia Garzahas quoted14 days ago
    desplazados viven en condiciones atroces, y apenas un ínfimo porcentaje de ellos tiene o puede llegar a tener derechos, por más que los tratados internacionales reconozcan derechos humanos a todas las personas, sean o no ciudadanos de un Estado nación.49 Los más afortunados acabarán accediendo a la ciudadanía, o por lo menos la obtendrán sus hijos, suponiendo que lleguen a ser oficialmente aceptados y puedan inte
  • Talia Garzahas quoted14 days ago
    Todas estas personas (refugiados, emigrantes y desplazados internos) se han visto forzadas a abandonar sus hogares por motivos políticos y económicos. Su sufrimiento es el resultado de ciertas acciones humanas. Pero ninguna de las cifras mencionadas arriba incluye las decenas de millones de personas desplazadas por desastres naturales como tifones, huracanes y terremotos (aunque estas catástrofes se deben por lo menos en parte al cambio climático, causado por el hombre), ni tampoco las que han emigrado en busca de trabajo; en Estados Unidos se calcula que viven 11 millones de inmigrantes sin papeles, y en los países árabes hay unos 32 millones de trabajadores migrantes, incluidos 700.000 que desempeñan trabajos forzados.47
  • Talia Garzahas quoted14 days ago
    los derechos naturales ya no se basaban necesariamente en la creencia según la cual los humanos son creados a imagen y semejanza de Dios y están, por tanto, sujetos a una ley natural de origen divino que les permite ejercer derechos. Una vez excluido Dios de esta doctrina, el solo hecho de ser humana, es decir, capaz de razonar, da a una persona el “derecho a tener derechos”.
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